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Malagueñas de fiesta

foto malagueñas

A finales de los años setenta, el malogrado cantautor y poeta malagueño José María Alonso Aragón decidió crear una pieza musical para que además de ser cantada, pudiera ser bailada, y que compendiara una buena parte de nuestro folclore autóctono, basado éste en una larga tradición de cantes y bailes derivados de la estructura melódica de los primitivos fandangos, con textos generalmente alusivos a temas costumbristas.

Como antecedentes de estos bailes existían ya algunos de carácter localista vinculados al fandango y derivados de los que se ejecutaban en las escuelas de Danza Bolera, desde mediados del siglo XVIII, con gran popularidad a nivel nacional.

De la fusión del Fandango con el Verdial, modo musical ancestral del noroeste de la provincia de Málaga, surge el Fandango Verdial, madre de lo que sería más tarde la Malagueña Flamenca que daría lugar a profusas variaciones de este modo de cante, algunas de ellas para ser bailadas.

La "Boqueroná" nombre dado en un principio por su creador a esta preciosa pieza musical, que es la Malagueña de Fiesta, ha evolucionado naturalmente a lo largo de los años pasados desde su aparición, pero siempre ajustándose a los cánones marcados por José María Alonso en lo referido a su aspecto técnico musical. Y estos son: Una "entrada" o introducción, optativa, conformada por un grupo de versos libres, generalmente seis, que con carácter verdialero y a modo de pregón "abandolao" acompañados de música o no, dan paso al primer "paseillo" que puede repetirse a modo de estribillo delante de cada una de las tres "coplas" de veinticuatro compases de tres por cuatro, que completan la composición o bien tener cada uno de ellos texto diferente, pero siempre ajustados a la medida musical de diez compases de tres por cuatro. El tempo musical de estos "paseillos" es algo más lento que el de las coplas a las que anteceden, de ahí que los tres últimos compases de éstas. se ralenticen algo así como a un tercio de su velocidad ordinaria, para preparar la entrada del paseíllo que le sigue, aunque es obvio, que a la última de las tres coplas lo que sigue es únicamente el compás sin texto que cierra la composición.

Sería prolijo enumerar ahora, a todos los autores y cantantes, solistas, grupos o coros, que a lo largo de estas años de andadura la la Malagueña de Fiesta han sabido dotar a ésta con su arte, amor y trabajo de una belleza, en lo musical, de difícil superación. Piezas para todos los gustos que apoyadas por los magníficos grupos de baile de las distintas academias que han acudido a los sucesivos certámenes cada año, han sido como un prólogo festivo a nuestra inigualabe Feria de Agosto.